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LA LLAMHA

 

Hay un fondo de realidad permanente sobre el que todo acontece, una fuente eterna desde la cual todo se manifiesta, a partir de la cual todo toma existencia fluyendo para exteriorizarse adquiriendo dimensionalidad. Es ésta la fuente desde donde lo Uno se hace Diverso sin perder, por ello, unidad.

 

A ese fondo eterno, ámbito que reúne todo potencial existible, lo denominamos Conciencia Universal o, simplemente, el Ser.

 

La experiencia (relativa o subjetiva) consiste, por tanto, en ese patrón que emerge desde el interior y que reconocemos sobre el fondo de lo real, al producirse una interacción con el material de lo vivido modulado por nuestro nivel de conciencia, lo que determina su amplitud y profundidad. De ahí que la experiencia también podría ser descrita como el patrón de interferencia entre “nuestra realidad ” y “la realidad“. Esto significa que usualmente la experiencia es un formato de realidad asimilable por la conciencia personal del individuo en un momento dado.

 

Debemos distinguir entre aprender, acumular conocimiento y entender, o conocer el discernicierto inmediato de nuestra verdadera naturaleza. La apropiación de datos es necesaria cuando se estudia un oficio, un instrumento, una lengua y demás. Pero no podemos adquirir lo que fundamentalmente somos. Sólo podemos reconocerlo.

 

Reconocer (volver a conocer) es lo mismo que  recordarse a sí mismo (adquirir consciencia), al resintonizarnos  e integrarnos en la unidad esencial. El gran conocicierto lo ve todo en uno; el poco conocimiento se deshace en la multiplicidad. Ese «gran conocicierto» es la sabiduría que se alcanza con la comprensión espontánea e instantánea, donde los pensamientos dejan de articularse en una serie secuencial, con aprehensión «inmediata», fuera de análisis, reflexiones o interpretaciones, sin deliberación ni pasos intermedios entre propuestas previas y conclusiones finales, que es lo propio de la lógica mecanicista lineal.

 

La conciencia objetiva o, simplemente, la consciencia (recuerdo de sí) supone la experiencia directa al vincularse con la no identificación, que es cuando nos disolvemos a nosotros mismos en las cosas y las cosas se disuelven en nosotros (cesación de la dualidad sujeto-objeto). O, si se quiere decir de otra forma, de la entrega de las identidades y la aparición plena de la individualidad, esa que sólo vive en un tiempo unificado: la eternidad. El recuerdo lo hace el tiempo que contiene a todos los tiempos.

 

El universo se revela como espacio de conocicierto, toda la vasta expansión del cosmos una extensión DE MAGNIFICIENCIA que no diferencia entre «ser» y «conocer». Cada parte, el fragmento de un espejo teomórfico en proceso de totalizarse. Toda la existencia, incluyendo este universo, es puro porque el sujeto de hecho es nuestra propia mente original, y nuestra propia mente original es la sabiduría.

 

Descubrir, al mismo tiempo, que todo eso no es más que la cara externa y manifiesta de un proceso que también está ocurriendo en quien lo descubre… Transforma al tema en trascendente. Y desvelar que tal proceso de descubrimiento, es en realidad UN VIAJE HACIA LA PROPIA INICIACIÓN; que muta a la vida –desde lo más cotidiano- en algo absolutamente Sagrado…

 

"La esencia es una, mientras que sus efectos son varios: así pues, considera mediante Él a partir (de lo que sabes) de ti a lo que estoy llegando." (Ibn Arabi)

 

 

 

                                                                                                                                             

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         LA LLAMHA

       

     CAMINO SINCRÉTICO

    ENSEÑANZA ESPIRITUAL

      

    ESCUELA DEL ESPÍRITU

      

Kelvara Theocal
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